Opinión

Ley de vida: el viaje sin retorno

22 septiembre, 2023 6:17 pm
Irma Sánchez

Este viaje lo emprendieron 3 personajes emblemáticos del centro histórico del siglo pasado. Los hermanos Ignacio y José, Nacho y Pepe Caso Menendez. El tercero, Eduardo, Lalo Vigil Escalera.

Los 3 tuvieron algo en común: su amor al centro histórico.

Los hermanos Caso Menendez parte de una familia que a base de trabajo y disciplina reunieron varias propiedades en las primeras calles del centro histórico.

Ellos, junto con su hermano Max, que se les adelantó en este viaje, dieron a Puebla, en 1960, el edificio más alto, de 9 pisos, el Alles y trajeron la primera tienda departamental de los EU que se convirtió en objetivo y destino de los poblanos de la época Wolworth.

Toda una hazaña.

Lalo Vigil discreto y trabajador junto con la familia Rodoreda abrió en los 70s en la primera calle de la 5 de Mayo, la primera tienda departamental, capital cien por ciento poblano, que se convirtió en el escaparate de las tendencias y la moda para las familias de Puebla.

Ir de compras, portar la bolsa de Rodoreda era símbolo de status, de buen gusto.

En las vacaciones la tienda se llenaba de adolescentes que tenían la facilidad de trabajar para aprender a valorar cada peso de su presupuesto.

Una época, un ciclo.

Hoy Lalo Vigil, y los hermanos don Nacho y Pepe Caso —este último que, por cierto, siempre cargaba para leer revistas en inglés y en francés— hoy se unieron a los amigos que se les adelantaron en este viaje.

Los hermanos Caso Menendez dejaron huella.

Nacho en la Beneficencia Española, donde como consejero estaba cada mañana viendo que las cosas marcharan bien.

Pepe, como se decía el mismo “trabajaba como campesino del campo” por el que se comprometió y llegó a la
presidencia del Consejo Nacional Agropecuario en los 80s, donde libró serias batallas para alentar la inversión, la
producción y la industrialización en este sector primario.

Hoy seguramente en alguna dimensión, como todas las mañanas disfrutan de su café en la mesa que comenzaron en Aguirre de Vicente Aguirre con Enrique Montero Ponce, Leonardo Ortiz Gallegos, Mame Couttolenc, Pedro Ángel Palou, de quienes hoy solo podemos decir:

Descansen en paz.





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