Metallica y el purismo musical

22 julio, 2021 8:25 am

El más reciente lanzamiento de Metallica ha provocado mucho ruido especialmente entre los puritas del genero de heavy metal, quienes consideraron indigno la inclusión de artistas provenientes del pop, rap y principalmente del reggaetón y trap. Esto nos trae a una interesante discusión sobre el separatismo de los géneros musicales y la segmentación social a la que se han aunado.

Ya antes del heavy metal, en el nacimiento de la música pop, a principios del siglo XX se comenzaron a marcar las diferencias no solo en la composición y técnica de la música sino en los lugares y los grupos sociales que se dedicaban a la producción y consumo de cada uno; el blues por ejemplo estaba relegado casi exclusivamente a gente de color mientras el rock siempre mantuvo una clara connotación caucásica.

Estos estigmas llevaron a la pelea entre géneros musicales más grande y escandalosa de la historia, protagonizada precisamente por el rock and roll, especialmente, el heavy metal y la música disco, ambos prominentes géneros populares a finales de la década de los 70, sin embargo, en la opinión publica estaban divididos; por un lado el rock representaba todo aquello rebelde en la manera tradicional, el empoderamiento del hombre blanco y austero y los valores de la contracultura a favor de la hegemonía, claramente con un dejo de hetero-normatividad, aunque el discurso oficial sea de rebeldía pura el caso es claro.

Por otro lado, la música disco estaba enfocada en la libertad y el hedonismo y se abría a grupos afroamericanos, latinos y europeos considerados particularmente étnicos como los italianos, además era estéticamente extravagante y acogía en sus centros a la naciente comunidad “gay” y a las pioneras Drag Queens quienes en las discotecas encontraban un oasis de tolerancia y diversión, contrario al discurso más popularizado, la verdadera contracultura se encontraba en la disco y no en los escenarios de rock.

El 12 de julio de 1979 se llevó a cabo la “Disco Demolition Night”, donde un grupo grande de personas se reunió en Chicago para quemar LPs de música disco y protestar en contra del genero deviniendo en enfrentamientos con la policía, este evento fue impulsado por DJ y locutores de música de hard rock quienes lideraban el movimiento anti disco.

Finalmente el rock lideró la siguiente década y al mismo tiempo el conservadurismo político que reinaba a manos de Reagan comulgaba muy bien con la hegemonía blanca y mayoritariamente masculina del rock, así los grupos anteriormente amparados bajo la música disco se dedicaron a hacer contracultura en otros géneros nacientes y reinantes en el mercado como el rap, el pop y el house.

Ahora cuando uno de los últimos iconos vivos del heavy metal sucumbe ante esos mismos grupos y los géneros que florecieron solo a partir de la explosión del disco regresa el fantasma del purismo musical que toma como bandera el halo de genialidad y autentica disrupción cultural, algo bastante irónico considerando que este género ha sido históricamente uno de los más elitistas y separatistas, olvidando que su música es tan válida y vendible como cualquier otro, pero lo verdaderamente doloroso para los puristas del género es su evidente decadencia y el fin de su hegemonía.





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