Oscar Wilde

23 febrero, 2022 9:00 am


“La vida es una cosa demasiado importante 

como para tomársela en serio”.

Oscar Wilde

 

Pidió una copa del champán más caro del hotel y, consciente de que no podría pagarlo, le confesó a su doctor: “Estoy muriendo por encima de mis posibilidades”. Oscar Wilde fallecía hace 122 años en una ruinosa habitación del hotel parisino D’Alsace.

El 16 de octubre de 1854 nació en Dublín este gran escritor. Sus aforismos, observaciones y sentencias se pueden aplicar en la actualidad en muchos aspectos de la vida, y permanece como uno de los pensadores más punzantes, divertidos y contemporáneos.

Oscar Wilde nació dentro de una familia aristócrata, su padre era cirujano y su madre poeta. Fue el segundo de tres hermanos. Alumno destacado del Trinity College en su ciudad natal, Wilde acabó sus estudios en Oxford. Durante ese periodo, el escritor estudió a los clásicos de la literatura griega, incluso ganó varios premios de poesía clásica, como por ejemplo, el Premio Newdigate de poesía, el cual tenía mucho prestigio en esa época. Compaginó sus estudios viajando por Europa y publicando sus poemas en periódicos y revistas.

A partir de 1879, decide establecerse en Londres de manera permanente donde años después se casó con Constance Lloyd y tuvo dos hijos: Cyril y Vyvyan. Es en Londres donde empieza a producir sus primeras obras, como su reconocida novela El retrato de Dorian Gray (1890) o, en teatro, El abanico de Lady Windermer (1892), Salomé (1894), o La importancia de llamarse Ernesto (1895), que es una divertida comedia misma que ha sido llevada al cine en diversas ocasiones. Entre los años 1887 y 1889 editó una revista femenina llamada Woman´s World.

Sin embargo, su carrera y su vida como tal, se derrumba a finales de 1895, ya que fue acusado de sodomía por el padre de un íntimo amigo suyo, por lo que Wilde fue condenado a dos años de trabajos forzados. Y es que en el apogeo de su carrera se enamoró perdidamente de Alfred Douglas, Bosie, como le llamaba, quien era un poeta de 21 años al que había conocido en una fiesta. Pero el padre de Alfred, quien era el marqués de Queensberry, intentó por todos los medios separarlos y poner fin al romance.

Tras su salida de la cárcel sufre un absoluto ostracismo social, y decide abandonar Inglaterra y dirigirse a Francia, donde viviría en Berneval hasta la muerte de su esposa en 1898. A partir de entonces, y bajo el nombre de Sebastian Melmoth, viajó por Europa para acabar estableciéndose en París, donde murió enfermo de meningitis y marginado el 30 de noviembre de 1900 con tan solo 46 años.





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