¿Solamente quedan conmemoraciones del 10 de abril de 1919?

12 abril, 2021 7:58 pm


«Ha sucumbido bajo el golpe de las

 más artera alevosía, ha muerto en su 

puesto de luchador, inconmovible, 

inmaculado, inquebrantable».

Ejercito Libertador del Sur

 

Una vez más, se conmemora el fallecimiento de Emiliano Zapata y no hay que perder de vista que fue un asesinato. Los propios miembros del Ejercito Libertador del Sur que comandó Emiliano Zapata sostuvieron, una vez que sucedió esa tragedia: «Zapata, ese hombre todo corazón y todo carácter, ha sucumbido bajo el golpe de las más artera alevosía, ha muerto en su puesto de luchador, inconmovible, inmaculado, inquebrantable […]. Esos miserables habrán asesinado al hombre, pero no han podido matar la idea» (Ruiz Aguilar, Armando, Nosotros los hombres ignorantes que hacemos la guerra. Correspondencia entre Francisco Villa y Emiliano Zapata. Ciudad de México, Dirección de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2010). Habría que preguntarse en estos tiempos: ¿qué queda del zapatismo, de sus luchas y victorias?

La lucha de Zapata, de poco más de diez años, fue combatiendo a los hacendados, a los hoy llamados poder económico transformado en monopolios de empresas transnacionales, aquellos que no son más propietarios de tierras de cultivo, sino de fórmulas de productos transgénicos, de medicinas y, desde luego, de las tan disputadas vacunas, así como de marcas y patentes que circulan por todo el mundo.

Zapata luchó contra las tiendas de raya, que explotaban a los campesinos y donde éstos dejaban la vida; tiendas que han desaparecido de las rancherías y haciendas para convertirse en lo que hoy son los actuales supermercados, las tiendas departamentales y las denominadas tiendas de conveniencia, que acabaron con las pequeñas misceláneas, aquellas «tienditas» que contaban con todo lo indispensable y que pasaban de generación en generación hasta que llegaron estas grandes tiendas a estacionarse por todas las colonias y poblaciones de la nación. Los supermercados, paulatinamente, han absorbido los mercados, los tianguis,  y éstos han quedado, en muchas de las ocasiones, para los lugares más alejados y las clases más pobres, pues ahora es preferible acudir a un supermercado que permite pagar la comida a crédito, igual que sucedía con las tiendas de raya de hace más de cien años.

Emiliano Zapata, con el Ejército Libertador del Sur, luchó para dotar de libertad a los campesinos de los Estados de Morelos, Puebla, Tlaxcala, Estado de México, y que éstos fueran propietarios de sus parcelas; se opuso al sistema oficial. Lucha que se vio reflejada en el artículo 27 de la Constitución de 1917, primera constitución de carácter social en el mundo, a pesar de lo que digan los doctrinarios y académicos europeos, que no tienen ojos para América Latina. Sin embargo, con tantas reformas a la Constitución y modificaciones a las leyes de la materia, esa original redacción del artículo 27 de la Constitución ha quedado solamente como arqueología jurídica o, bien, para lecciones de historia del derecho, para los bohemios, como una gran victoria dentro de tantas derrotas de los débiles sobre los poderosos.

De las victorias, derrotas, batallas y luchas del Ejercito Libertador del Sur debe quedar muy claro para estas nuevas generaciones que los derechos humanos, por muy humanos que sean o porque se originen de la naturaleza del hombre, no pueden ser efectivos, en tanto no se luche por ellos, no se exijan, no se reclamen. Por ello, a las generaciones que sólo hemos leído la historia de este personaje lo que nos queda es saber que solamente exigiendo, a través de las instancias judiciales, legales y procedentes, aún se puede luchar por esos derechos. Por lo mismo, después de la propia Segunda Guerra Mundial, se adujo desde la academia que el derecho era la única fórmula de contención en contra del poder del Estado y, bien, puede ser la única contención al poder económico global. Pero pareciera que para ello aún faltan muchas batallas. (Web: parmenasradio.org).





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