
¿Qué hacemos con los extremadamente ricos?
Silvino Vergara
“La competencia sin freno y la
ambición de dinero están destrozando
nuestro sentido comunitario, y
casi todo el mundo es presa
del miedo, de la depresión
o de la inseguridad>>.”
Noam Chomsky
Siempre se ha sostenido en los Estados-nación que resulta necesario regular, reglamentar, implementar en general políticas públicas para apoyar, subsidiar, proteger a los extremadamente pobres, aquellos que en un concepto literario Eduardo Galeano, el escritor uruguayo, les denominaba: “el pobrerio” o “los desclasados” o bien, a los que nombraba Zygmunt Bauman, el sociólogo polaco, como: “El precariado”, que son esas personas que desafortunadamente, están por debajo de la clase pobre, es decir, más abajo de la clase baja, se encuentran mujeres y hombres, que no cuentan con patrimonio alguno, salvo las prendas que en ese momento están usando, e incluso, algunos, no llegan a contar con nombre propio, menos aun, con apellido.
Sobre estas personas son en las que muchas de las veces se concentran las políticas públicas de las naciones, por ende, un gran monto del presupuesto del Estado está dirigido para este amplio sector de la población y que cada día se incrementa más el volumen de esta clase social a pesar de que se acrecienta, de la misma forma, el gasto para con este sector social se convierte en insuficiente.
Así, una vez que se toma posesión por cualquier político en su cargo público, lo primero que hace es no perder de vista a este amplio sector de la población, que muchas de las ocasiones se le protege, pero de forma muy paternalista, lo que implica que no puedan salir de esta extrema pobreza, se convierten cada día más en dependientes del sistema, por lo cual, es nula la posibilidad de salir de ese margen de pobreza.
Pero, las demás clases sociales, esto es, la clase baja, la amplia clase media, ahora tan deteriorada y la clase alta, ve a este “pobrerio” como un estorbo, como algo que se impone a la fuerza y que con la misma fuerza hay que sacarlo de las colonias, los fraccionamientos, las ciudades e incluso, de los países, es evidente que atendiendo al rechazo de este sector social es que se crean esos fraccionamientos, en donde se vive como en una vitrina del “mundo feliz”, solamente entran los que pueden ser calificados para acceder y que no puede entrar otro sujeto más, por eso es que, cuentan con vigilancia, policía, cámaras, patrullas, sistemas de identificación, etc., es decir, todo lo necesario para que no entren mujeres y hombres del “precariado”.
Pero, muy, pero muy pocos, se han puesto a analizar y a hacerse la pregunta de: ¿Qué originó a este sector tan afectado de la población?, ¿Quién o qué, es el sistema que hace que se propaguen más participantes de ese “pobrerio”?, o quizá, no se analiza atendiendo a que, podemos salir “salpicados” muchos como causantes de este fenómeno de la extrema pobreza.
Lo que si es una realidad, es que se forman foros, congresos, convenciones, reuniones que se hacen la pregunta de: ¿Qué hacer con este “precariado”?, miles de páginas, estadísticas, libros, tesis, tesinas, estudios académicos al respecto de está problemática referente al tratamiento de los extremadamente pobres, ya se ha legislado al respecto, en primer término, expulsándolos, aislándolos, es decir: “inocuizandolos”.
Incluso, el mejor ejemplo es en la legislación penal de los Estados Unidos de América, que se ha conformado un derecho penal represivo para este sector de la sociedad, ya se ha sostenido por el tratadista J. Simon, que, esa legislación castiga a ese “pobrerio”, pues al robar alimentos tres ocasiones, se les condena con penas por lo menos de 20 años de prisión, bajo el principio que establece: “a los tres straights estas fuera”, como el deporte de los norteamericanos, el béisbol, con ello hay un movimiento económico gracias a estos detenidos, porque deben ser procesados, juzgados, enviados a un reclusorio, es decir, se activa una parte importante de la economía, ya que hay que contratar policías, abogados, jueces, y con ello reclusorios, etc.
Pero, por el otro lado, las políticas públicas de otorgar despensas, ayudas, etc., los hace más dependientes del sistema, el día que no llega esa ayuda se convierte un caos social. Sin embargo, pareciera que el problema no se ha visto desde otra mirada, desde otra perspectiva, en donde el problema es que nunca, nadie se ha sostenido, ni se ha preguntado, respecto a una forma inversa de ver el problema, en lugar de: ¿qué hacer con los pobres?, debería de preguntarse: ¿Qué hacer con los extremadamente ricos?, pues no será qué, ¿son las grandes masas de dinero, los grandes monopolios, las grandes corporaciones las que han provocado está gran desigualdad?, por ello es que, nos encontramos con un problema que no se puede resolver, pues en tanto, se expanden las grandes empresas, los monopolios, los pequeños se van haciendo más pequeños acabando en “el precariado”, en realidad, habrá que pensar, en lugar de seguir sosteniendo: ¿qué hacer con los pobres?, debería de considerarse: ¿Qué hacer con los extremadamente ricos? (Web: parmenasradio.org)