
De la revolución agraria al “buen fin”
Silvino Vergara
“El campesino ha sido despojado y
tratado como siervo;
la revolución es para
devolverle su dignidad.”
Emiliano Zapata
Mensaje al pueblo del
Estado de Morelos, 1914
Indudablemente que las cosas han cambiado en el mundo, hace cien años aproximadamente, lo que se vivía era algo muy diferente a lo que sucede en la actualidad, en parte, las cosas han cambiado debido al desarrollo y evolución de la ciencia y la tecnología, si se analizan las diferentes etapas de la humanidad, en estos últimos cien años, se ha modificado la convivencia social de forma tan veloz que nunca antes se había vivido así.
Y es que, en los tiempos de la revolución mexicana, que cabe recordar, que es el acto bélico en América con más muertes después de la colonia, se vivía esa explotación que había sobre el campesinado y los obreros que representaba la nula existencia de derechos para esos sectores tan amplios de la población.
Incluso, hay que recordar que las haciendas eran tan grandes en territorio que abarcaban varias poblaciones, es decir, dentro de las haciendas se encontraban las poblaciones, y no de forma inversa, lo que demuestra la riqueza que se vivía en esos tiempos por algunos y la pobreza que existía para la gran mayoría, por ello es que, el estallido de la revolución no fue otra cosa, sino algo muy natural, era inminente que sucediera en cualquier momento.
En esos tiempos que no había propiamente clase media, sino una gran clase baja y una muy estrecha clase alta, lo que se luchaba en esa revolución agraria, era que se contará con tierras para poder trabajarlas y que de esas tierras alcanzará para la subsistencia de las familias de escasos recursos y para sus animales, es decir, lo que se exigía eran tierras para trabajarlas y que los frutos de estas fueran aprovechados por quienes trabajaban las tierras, por eso es que gracias a esta serie de movilizaciones bélicas se generó lo que hoy se conoce como los derechos sociales en México, que es el reconocimiento de la necesidad de contar con cierta regulaciones jurídicas que protegieran a esas clases sociales, a la clase agraria y a la clase obrera, para permitirles trabajar, para gozar de su esfuerzo de forma más o menos apropiada, por lo cual, la característica sustancia era el trabajo, el esfuerzo, la producción.
Pero, cien años después las cosas han cambiado, hoy propiamente no se promueve el trabajo, el esfuerzo, la dedicación, sino que en estas fechas que son para recordar ese movimiento revolucionario de México, es el consumo, esta fecha en que se conmemora la revolución mexicana, se ha implementado desde el gobierno del presidente Calderón, el denominado: “buen fin”, que no es para destinarlo a un mayor trabajo, más horas empleadas para el esfuerzo, etc., sino para el simple consumo, es decir, exactamente lo contrario a lo que sucedía hace cien años, en donde se apostaba por el esfuerzo y sacrificio de las personas, pero esto ya no es así, actualmente lo que se premia es el consumo, y no la dedicación al trabajo.
Hoy, lo que sucede en el mundo, que no es solamente en México, ya que esto es universal, por lo menos en el mundo occidental, es que se premia el consumo y no la producción, se estimula al ciudadano consumista y no al productor, que sobre todo, se viva endeudado de las instituciones financieras, que duplican la deuda con los intereses y demás cobros por el crédito otorgado, adeudos de la casa que habita, del vehiculo en que circula, de sus estudios universitarios, del último viaje de vacaciones, del último concierto o partido de fútbol al que asistió, del celular, tableta o computadora con que cuenta, hasta de la ropa que porta y la enfermedad que debe de atenderse, lo que se requiere en este mundo de consumo, es de ciudadanos consumidores permanentes, y así como se deshace de una mercancía, en esta vida de: “consúmase y tírese”, se enganche con el siguiente adeudo bancario, sobre el siguiente producto o servicio.
Pero, también se tiene muy presente que hay sujetos que no cuentan con esa capacidad de consumo, por eso es que hay que capacitarlos para el consumo por parte del Estado, y la forma de hacerlo es con un salario universal, es decir, para todos los ciudadanos, sin importar clases sociales, lo que se requiere es que se cuente con los recursos, por muy mínimos que sean, para que se pueda consumir, aunque sea de las cosas más elementales, como medicina y alimentos.
El grito es que todos sean consumidores, en la capacidad que cada uno tenga de pago, este es el objetivo, por eso es que las empresas que más crecen son las instituciones financieras que son las que otorgan esos préstamos leoninos y desde luego, las plataformas digitales que son el canal entre el consumidor y el que produce eso productos o presta los servicios, por ello es que se implementan estas medidas como el buen fin y anuncios parecidos, que desafortunadamente, no podemos escaparnos de ellos, sin embargo, lo que si pudimos evitar es que se implementara en el sexenio de 2006 a 2012, ese “buen fin”, en una fecha tan emblemática como es la revolución mexicana, en donde su propósito no era el consumo, sino lo contrario: la producción, el trabajo, el esfuerzo. Por ello es que, para muchos ciudadanos, patriotas, profesores e historiadores, haberlo impuesto el “buen fin” en esa fecha ha sido una ofensa para la propia revolución mexicana. (Web: parmenasradio.org)
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