Opinión

Demos: Pueblo, Cratos: Poder

1 diciembre, 2023 8:00 pm
Eduardo Pineda

La participación del pueblo en la toma de decisiones es una actividad reciente en nuestro país. Incluso, me atrevería a decir que no estoy del todo seguro que México viva realmente un clima de democracia en la vida política y social. En cambio, observo esfuerzos aislados por parte de sectores de la población para involucrar a la ciudadanía en el quehacer económico, cultural y colectivo de la comuna. Muchos son ya las juntas vecinales que sin pedir permiso a las instancias gubernamentales se organizan para pavimentar sus calles, disponer de espacios públicos para la creación de áreas verdes, deportivas o artísticas.

Podemos ver camellones con juegos para niños, callejones convertidos en escenarios de carpa callejera, terrenos baldíos que se usan como mercaditos de fin de sema, calles con zaguanes abiertos convertidos en vendimias de cochera, rejas que guarecen calles que ahora son privadas ante la delincuencia, patrullas vecinales, canastas de basquetbol en postes de luz donde se organizan torneos de “21” y reuniones para discutir temas de cuidado de áreas empastadas, pagos de vigilancia, pintura de guarniciones en banquetas y bancas de jardín. Ante el abandono de la entrecomillada administración pública algunas personas han aprendido a organizarse pese a sus diferencias políticas, religiosas o sus sistemas de jerarquía en las prioridades de la vida ciudadana.

Pero no es suficiente, porque los vecinos que se ponen de acuerdo logran a lo mucho intervenir sus calles, dos o tres, cinco o seis, pero los problemas que aquejan a las urbes y a la zonas rurales como la corrupción, el reparto y respeto agrario, la inflación, la delincuencia, el narcotráfico, el analfabetismo, el acceso a los servicios de salud, la nutrición de los niños en condiciones de pobreza extrema, el abasto de medicamentos y vacunas, la promoción de la cultura a gran escala y un muy largo etcétera, es absolutamente responsabilidad de los grupos de poder que administran la riqueza que el pueblo da en forma de impuestos y contribuciones. Y, es ahí, donde la participación de los ciudadanos respecto de qué hacer ante esos y otros muchos problemas se encuentra muy limitado o inexistente.

Conseguir que los pobladores de nuestro país se involucren cada vez más y ganen terreno en la propuesta y ejecución de soluciones implica un trabajo de aquellos que han decidido actuar sin esperar la venia de las autoridades y, al mismo tiempo, sus acciones presionan a los actores políticos a voltear a ver a los grupos organizados, críticos y fuertes en convicción.

Sumar ciudadanos participativos y críticos, implica involucrarlos desde la infancia, educar en la acción política e interesar a los niños en los problemas bajo una perspectiva de matrimonio entre cuestionamiento y propuesta es urgente y es, quizá, la única forma de conquistar la democracia en el futuro cercano.

Por eso, estudiantes como Antonieta Carmona, se han interesado en enfocar su investigación de posgrado en el estudio experimental de la participación de niños en colectivo en simulaciones de problemáticas sociales como el aprovechamiento de espacios urbanos y procesos de cambio social.

Antonieta ganó el premio a la mejor tesis de posgrado BUAP 2023 en el área de ordenamiento del territorio con un trabajo académico que enarbola la educación en democracia de las infancias de nuestro país como una vía para solucionar las problemáticas sociales. Ella se convierte, de esta forma, en una ciudadana comprometida que da el paso de la teoría a la praxis en la búsqueda de alternativas que contribuyan a vivir en una sociedad mas justa, organizada y participativa teniendo como ejemplo el sentido común de los niños de los que, como ella lo demuestra, aún tenemos mucho que aprender.

Eduardo Pineda

eptribuna@gmail.com





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