Opinión

El tempo allegro para toda la Puebla

19 enero, 2024 8:04 pm
Eduardo Pineda

¡Cuánta razón tenía Beethoven! “La música es la entrada incorpórea al mundo superior del conocimiento que comprende la humanidad. La música constituye una revelación más alta que ninguna filosofía. La arquitectura es una música de piedras y la música, una arquitectura de sonidos. Nunca rompas el silencio si no es para mejorarlo. La música debe hacer brotar fuego y lágrimas del corazón del hombre”.

Aunque apenas son poco más de dos décadas desde que nuestro estado cuenta con una orquesta sinfónica, me cuesta trabajo imaginar cómo era la vida antes de su existencia. Toda sociedad humana necesita acceder a la música de academia; no hacerlo es una forma de analfabetismo, es, como dijera Paulo Freire al referirse al no saber leer y escribir, una manera de mutilar a los seres humanos. La música es una necesidad, verdaderamente una primera necesidad; en la escala jerárquica yo diría que está en el mismo nivel que comer, vestir y dormir bajo techo. Habitar este mundo exento de la música orquestal es habitar una realidad a medias, incompleta, rota, gris y difusa.

Es imperativo romper de una vez y para siempre el mito del elitismo de la así llamada música clásica, la Orquesta Sinfónica del Estado de Puebla (OSEP) ha demostrado que es para todos, su trabajo, constancia, vigor y presencia han formado a un público fiel que cada vez conoce y exige más. Un pueblo que ya espera los viernes en la tarde para acudir al Museo de Arte Virreinal excancha de San Pedro y deleitarse con las interpretaciones de un colectivo de músicos profesionales que con vocación y entrega siguen ofreciendo a los poblanos repertorios de nivel internacional donde en cada nota se deja el alma.

Sin embargo, la existencia de una orquesta dependiente de algún órgano gubernamental que existe con recursos de la sociedad no siempre es fácil. La consolidación de la OSEP y la incorporación de sus integrantes a la nómina, su reconocimiento incluso como parte del servicio público del estado y su figura jurídica, ha sido resultado de un arduo trabajo de las autoridades, donde se destaca el compromiso del ex gobernador Luis Miguel Barbosa QEPD, del actual gobernador Sergio Salomón Céspedes y del secretario de cultura Enrique Glockner. Hombres comprometidos con la sociedad a la que sirven desde el ejercicio de la administración pública y que han entendido la importancia de que nuestra Puebla tenga una orquesta sinfónica tan reconocida como la OSEP lo es hoy.

Podemos presumir, como poblanos, los conciertos de los viernes a las siete de la tarde, podemos decir que conocemos a Gustav Maler, a Moncayo, a Beethoven, a List, a Tchaikovski, a Debussy y también que hemos escuchado a Elisa Avalos, al mariachi Ángeles de Puebla. Que nos hemos deleitado con los solistas, con los performance, con las mezclas de música y poesía, artes escénicas y un muy muy largo etcétera. Y todo gracias al trabajo que coordina el maestro David Hernández Bretón, articulando, como director de la OSEP, el trabajo artístico, pero también político, administrativo y humano que exige una agrupación musical como la que enarbola nuestro estado, posicionándose ya como una de las más importantes del país.

David Hernández Bretón toma la batuta, no solo de la Orquesta Sinfónica del Estado de Puebla, sino de la cultura de nuestra entidad. Y lo hace porque sabe que los públicos se construyen con disciplina, con trabajo, perseverancia y rigor. Él es un instrumento a través del cual hemos aprendido a inhalar la música y alimentarnos del arte que representa. Gracias a su constancia y talento toda la Puebla vive un tempo allegro y se regocija de conocer y disfrutar la música de academia.

 

Eduardo Pineda

eptribuna@gmail.com





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