Opinión

La huella de los Jesuitas

30 junio, 2022 1:42 pm
Irma Sánchez

El asesinato de los sacerdotes Jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Morales Salazar en la Sierra Tarahumara; ha llevado a la sociedad mexicana a hacer un recuento de la presencia de la orden en México a partir de 1767, cuando Carlos Tercero envió a los primeros 680 clérigos para trabajar en un proyecto educativo y social.

Su presencia ha sido contundente en todo momento, dejando honda huella en su trabajo que ha enfrentado muchos altibajos, incluso hasta la expulsión del país de la orden de la Compañía en el año de 1767, por decisión del Papa Clemente XIV

A su retiro los jesuitas dejaron soberbia edificación el Colegio Melchor de Covarrubias que hoy conocemos como el edificio Carolino de la BUAP, en el que instruían a niñas, atendían enfermos y organizaban los famosos ejercicios espirituales ignacianos.

Y como nada es para siempre, los Jesuitas por mandato de Pio VII regresaron por la puerta grande a territorio mexicano en el año de 1816.

A su retorno reforzaron su trabajo educativo emprendiendo la construcción de colegios, universidades y organizaron misiones para acudir al rescate de los grupos más deprimidos.

El mismo edificio Carolino sirvió de cuartel militar en los momentos decisivos de Puebla.

Según los historiadores como el reconocido doctor Efraín Castro Morales hablan de la herencia que dejaron los clérigos en la construcción de un túnel que comienza en el Carolino y cruza la ciudad hasta el Cerro de Amalucan.

Al paso de los años el trabajo educativo de la congregación ha obligado a construir inmuebles como el de la 9 Poniente 1712 donde el Instituto Militarizado Oriente formó a generaciones de jóvenes, en donde hoy opera una preparatoria de la UPAEP.

Años después tuvo que ampliarse y construyó un nuevo edificio, más amplio en la 21 Sur 1103, hoy cede del claustro de la Universidad Popular.

De éste inmueble el Oriente migró en la década de los sesentas a terrenos del entonces conocido como Rancho San Manuel en la avenida Circunvalación en donde permanentemente está en proceso de obras de ampliación.

Su propuesta de educación superior llegó a Puebla con el campus de la Universidad Iberoamericana en 1983 con un primer plantel en una edificación en la calzada Zaragoza de donde se trasladó a terrenos del bulevar del Niño Poblano donde permanentemente tiene obras de ampliación y forma líderes comprometidos.





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