Benito Juárez García
“Nunca abuses del poder humillando a tus
semejantes, porque el poder termina y el
recuerdo perdura”.
Benito Juárez.
A propósito de que el pasado lunes 21 de marzo recordamos el natalicio de Benito Juárez, en esta ocasión escribo un pequeño esbozo de su interesante vida y el legado que, como Presidente de México, aún perdura.
Juárez fue un político liberal y presidente de la República entre 1858 y 1872. Él se esforzó en sus mandatos en llevar a la práctica el ideario liberal, dictando leyes para hacer efectiva la reforma agraria, la libertad de prensa, la separación entre la Iglesia y el Estado, y la sumisión del ejército a la autoridad civil.
Su labor modernizadora topó con grandes dificultades, como lo fue la guerra de Reforma (1858-1860), los problemas económicos, y la intervención francesa en México (1863-1867). No menos convulsos fueron sus últimos años, y las deserciones surgidas de su propio partido que llevarían, tras su fallecimiento, a la dictadura de Porfirio Díaz.
El 21 de marzo de 1806, nació en San Pablo Guelatao, Oaxaca, Benito Pablo Juárez García, hijo de los indígenas zapotecas Marcelino Juárez y Brígida García, quienes fallecieron cuando Benito tenía tan sólo tres años de edad. Fue entonces que sus abuelos paternos, Pedro Juárez y Justa López se hicieron cargo de él y de sus hermanas.
Posteriormente, Juárez se fue a vivir con su tío Bernardino, a quien ayudó en el cuidado del rebaño de ovejas y quien le comenzó a enseñar a leer y escribir el castellano. A los 12 años abandonó su pueblo natal y se trasladó a la ciudad de Oaxaca, en donde recibió la protección del fraile Antonio Salanueva, con quien empezó a trabajar y quien lo envió a la escuela.
En 1821, ingresó al Seminario de Santa Cruz, donde estudió latín, teología, moral y filosofía. En 1831, ingresó al Instituto de Ciencias y Artes en donde, aun siendo estudiante, fue encargado de la cátedra de física; posteriormente se graduó como abogado por esa institución. Gracias a su formación y su gran voluntad, inició su carrera política como regidor del Ayuntamiento de Oaxaca, enfrentando después otras responsabilidades como diputado local y federal, juez de primera instancia, magistrado del Supremo Tribunal, hasta llegar a la gubernatura de Oaxaca.
A los 37 años se casó con Margarita Maza, quien entonces tenía 17 años y con ella Juárez tuvo 12 hijos, de los cuales 5 de ellos murieron a temprana edad.
Fue en el año de 1847 que fue investido como gobernador del estado de Oaxaca, cargo que ocupó nuevamente un año después para un periodo de cuatro años.
En 1853, los conservadores lograron obtener el poder dirigidos por el general Santa Anna. Juárez fue encarcelado y se vio obligado a exiliarse en Cuba. Luego, fue deportado a Estados Unidos y regresó a México en 1855 participando en la revolución liberal que venció a Santa Anna. Fue designado Secretario de Justicia, y desde entonces, participó en la elaboración de las Leyes de Reforma, que inspiraron, en gran medida, a la Constitución de 1857. Un año después, fue nombrado presidente provisional debido a una rebelión encabezada por conservadores, dando inicio a la Guerra de Reforma, por lo que tuvo que huir a Veracruz. En 1860 derrotó a las fuerzas conservadoras estableciendo de nuevo su gobierno en la Ciudad de México un año después.
Como Presidente de la República creó el Registro Civil, acabó con los privilegios del clero, en 1867 venció al gobierno de Maximiliano y pronunció una de sus frases más célebres: “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”. Después de la derrota de Maximiliano, fue reelecto presidente de la República.
Durante su mandato fortaleció la situación económica del país, impulsó una reforma educativa, entre otros. Juárez murió de un infarto el 18 de julio de 1872 en Palacio Nacional. Tras su muerte, el Congreso de México lo declaró Benemérito de la Patria y de las Américas. Sus restos mortales se encuentran, desde que fue inhumado, en el Museo Panteón de San Fernando de la Ciudad de México.
