Crecimiento o desarrollo: trabajo infantil
Miguel Otman
Aunque el trabajo infantil en México está prohibido, seguimos observando que este fenómeno existe a diario, sin embargo, este se ha “normalizado” y es parte de nuestro paisaje urbano.
Desde su definición, trabajo infantil, se refiere a un concepto que no debería existir, ya que se explica como cualquier trabajo que prive al niño de su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico.
El 12 de junio se estableció como el día mundial contra el trabajo infantil, con el fin de erradicarlo, la encuesta en México del 2022 iba a salir para la última semana de Junio de este año, sin embargo Inegi aún no tiene fecha para publicar sus resultados.
A nivel del continente, México es el segundo país con mayor trabajo infantil solo por debajo de Brasil, en la última encuesta se calculó que en México hay 3.3 millones de niños en trabajo infantil, dividido en 2.1 millones en ocupaciones no permitidas y 1.2 en condiciones de quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas.
Conocer estas cifras nos permiten comprender el cómo los niños sufren esta clase de abuso principalmente en áreas peligrosas como la construcción, minas, agricultura, bares, además del abuso en quehaceres domésticos durante horarios prolongados y en medios insalubres.
Es importante resaltar que Puebla ocupa el 2 lugar de tasa (18.3%) de trabajo infantil por debajo de Oaxaca, siendo Baja California el estado con menor tasa de trabajo infantil con 5.3% en porcentaje respecto a la población de 5 a 17 años.
De acuerdo con la organización internacional del Trabajo, este fenómeno está vinculado directamente con la pobreza y la desigualdad ya que la pobreza empuja-obliga a los niños a trabajar privándolos del acceso a la educación y salud creando de este modo un ciclo de pobreza difícil de romper.
La pobreza como causante principal del trabajo infantil, debe obligar a nuestros gobernantes a generar planes y políticas enfocadas a la protección de los niños, a través de escuelas dignas, apoyos en alimentos, accesos a la salud etcétera y dar soporte a la población más vulnerable, y no solo limitarse a prohibirlo sino prevenirlo y no dejar que la sociedad lo vea como algo natural.
