
De Cine
Eduardo Pineda
El séptimo arte es quizás el más cercano al pueblo; y si bien es cierto que se ha comercializado mucho más que otras expresiones artísticas, también es un hecho que cuando se trata de cine de autor sigue siendo un referente de la sensibilidad humana.
Un café bien conversado con Diana Alcántara
En el cine nos reflejamos todos, de una u otra manera, es un objeto quiral en el que caben naciones enteras y vidas privadas, historias de la cotidianeidad y exacerbaciones de la imaginación. El cine es lo que pudo ser o que tal vez lo será. El cine es también memoria colectiva y melancolía, sueño y esperanza, y, por qué no: entretenimiento.
Hay guiones que marcan épocas y producciones que enarbolan tantos adjetivos de la humanidad que los contamos como si fueran historias reales. Existen fragmentos que explican fenómenos sociales con tanta claridad que forman parte de la currícula académica. Un buen ejemplo es el diálogo entre Michaello Corleone y sus hermanos, Santino, Fredo y el Consigliere Tom Hagen; cuando discuten sobre su proceder contra Virgil Sollozzo lo hacen sin llegar a un acuerdo acerca de si deben o no matarlo por haber atentado contra el padre Vito Corleone, y entonces Michaello afirma, para justificar el asesinato: “Hagámoslo, no es personal, es negocio”.
Más de una cátedra en ciencia política ha tomado éste y otros pasajes de “The godfather” como ejemplo para el esclarecimiento de los fenómenos que operan en las altas esferas de la política y el mundo de los negocios, tanto lícitos como ilícitos. Sin duda el cine es también enseñanza y experiencia para la posteridad.
Los curiosos, académicos y fanáticos de la pantalla grande se regocijan en las salas que conmemoran las producciones que sellaron la historia del cine, ven y escuchan largometrajes, y cortometrajes y conocen las técnicas pasadas y presentes para el rodaje de películas.
Y todo, gracias al trabajo que Diana Alcántara plasma en su libro titulado “De Cine” donde aborda películas que abarrotaron salas por todo el orbe hasta aquellas que sólo fueron apreciadas en salas de arte ante públicos exigentes y conocedores.
No existe una mejor forma de quedar inmerso en la cinematografía que caminar por estas líneas y maravillarse con ese mundo que pareciera tan sólo onírico, pero que la tinta de Alcántara pone a la altura de nuestros ojos.
Diana se convierte así, en un referente obligado para ver y entender el cine y disfrutar a otro nivel de la pantalla grande, más allá de los elementos que conforman un rodaje y la exhibición de una película, Diana Alcántara toca la esencia del séptimo arte, así escribiendo De Cine.