Opinión

El fenómeno de pensar

2 febrero, 2024 8:00 pm
Eduardo Pineda

Podemos resumir el concepto “fenomenología” en una idea muy simple: ver todo aquello que nos rodea como un fenómeno, como algo que no está explicado del todo, como aquello que nos asombra y nos genera un mar de preguntas. Pasar por la vida dando por hecho que las cosas y los aconteceres están ahí “porque sí” o normalizar la realidad nos conduce irremediablemente a la pereza mental y la apatía, vamos perdiendo poco a poco el sentido de la vida y caemos en una rutina aburrida y circular, llena de hastío.

Por otra parte, vivir preguntándonos sobre los fenómenos que ocurren es, ciertamente un tanto desgastante y exige tiempo, paciencia y sobre todo estudio. Prácticamente todas las preguntas ya han sido hechas y a lo largo de la historia muchos pensadores han dado sus respuestas; lo que cambia es el contexto. Es difícil imaginar a los griegos preguntándose sobre la justicia o el amor en un mundo como el actual donde la jurisprudencia por un lado y la práctica del amor por otro, ya son radicalmente distintos a lo que era en el pasado. Sin embargo, el conocimiento de los sistemas de pensamiento de la Grecia antigua o del Medio evo, el Renacimiento o de la Alemania a inicios del Modernismo, sin duda nos darán un norte muy claro para reflexionar sobre el presente que nos tocó habitar.

De manera que encuentro vigente -tal vez más que nunca- a René Descartes cuando aseguró que: “Vivir sin filosofía es verdaderamente tener los ojos cerrados, sin tratar de abrirlos jamás”. Y aquí es necesario subrayar el verbo de esta reflexión: “tratar”; ya que al filosofar no podemos asegurar que obtendremos la verdad. ¡No! La verdad es inaccesible al ser humano, esa es la primicia de la docta ignorancia; tan solo nos podemos aproximar a la verdad, acudimos a ella como un anhelo, pero no como un deseo (en el sentido que enseña el budismo tibetano), no deseamos la verdad, la anhelamos, vamos caminando tras ella a sabiendas que conforme avancemos, ella se alejará cada vez más, pero ya hemos avanzado.

Esta es la naturaleza del filósofo: en apariencia él vive en una tragedia pues camina hacia un horizonte que se aleja conforme camina, pero en filosofía se asume y se habita esta aparente tragedia en aras de privilegiar la reflexión y problematizar la realidad. Todo, absolutamente todo puede ser visto como un problema (en el sentido de ser “algo que requiere solución y respuesta”). Y es deseable que el proceso de problematizar y proponer posibles respuestas esté acompañado de un sistema ordenado de pensamientos y argumentado con base al trabajo de filósofos que nos han precedido.

La labor del filósofo trasciende el tiempo y el espacio ya que existe un irrompible matrimonio entre la reflexión y la docencia y entre la reflexión y la redacción. Los pensadores dejan el fruto de su trabajo en sus estudiantes y en los libros y artículos que nos comparten.

Tal es el caso del Dr. Ángel Xolocotzi, quien ha sido el director de la Facultad de Filosofía y Letras de la BUAP y es autor de varios libros sobre fenomenología y hermenéutica, siendo su tema principal el pensamiento de Martin Heidegger. Hace pocos días, el doctor Xolocotzi ha publicado dos libros más, en los que reúne trabajos de varios filósofos contemporáneos.

Ángel Xolocotzi se ha convertido, tras largos años de trabajo reflexivo, en una autoridad en términos de la filosofía de Heidegger. Nos invita a vivir en la reflexión y la duda no desprovista de opinión y de la elaboración de un sistema de pensamiento propio. Habitar el mundo pensando, conversando y debatiendo. Observando la docencia y la investigación filosófica como una forma de aportar a la construcción de una sociedad mejor.

 Eduardo Pineda

eptribuna@gmail.com





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