22 de julio de 1944

27 julio, 2021 4:14 pm


«La excesiva riqueza, al no poder orientarse,
por defecto de la demanda, hacía inversiones
productivas, se invierte, en el mejor de
los casos, en la especulación financiera,
y en el peor, en la corrupción».

Luigi Ferrajoli

 

77 años de una nueva era en el mundo: la reunión que se llevó a cabo en Bretton Woods, New Hampshire, Estados Unidos de América, un año antes del final de la Segunda Guerra Mundial. Esa reunión fue un parte-aguas en la economía mundial, el antecedente de la constitución del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y, sobre todo, del dólar como unidad económica de referencia mundial; todo ello ante la inminente derrota de los países del eje: Alemania, Italia y Japón.

A partir de esa fecha —se puede sostener—, se dio un impulso a la globalización o «neo liberalismo», pues gracias a las medidas y los cambios que se dieron en esa convención, la economía mundial avanzó a los ritmos que hoy conocemos: comemos una sopa china, un filete chileno y un postre francés, es decir, cada día está más interrelacionado el mundo, sobre todo el occidental, desde luego, si lo vemos desde una óptica positiva. Es evidente que las comunicaciones, la tecnología, la ciencia han permitido relaciones que antes no podían ser imaginadas. Por otro lado, también ha ocurrido una dependencia de las naciones a esos organismo internaciones y, sobre todo, a las empresas denominadas «transnacionales», que, cuando llegan a instalarse en las naciones para comercializar sus productos, inmediatamente causan estragos, se devoran el mercado nacional, desaparecen empleos, y muchas empresas nacionales  pasan a formar parte del sector de la maquila dependiente de un solo cliente y con una gran carga laboral. Por ello, se crearon los sistemas denominados «outsourcing» e «insourcing», pues las empresas no podían mantener los ritmos de gastos y salarios que deberían ser cumplidos para realizar trabajos ocasionales. Así pues, se propagaron estos esquemas de contratación a grado tal que fue necesario regularlos en México, como sucedió con la reforma a la Ley Federal del Trabajo, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 30 de noviembre de 2012, y, recientemente, el 23 de abril de 2021, cuando se implementó una serie de cambios y reformas a diversas leyes para limitar este tipo de esquemas de contratación de trabajadores.

Todas estas reformas son provocadas por esa tendencia mundial en las operaciones comerciales, por la «necesidad» de disminuir los costos de los productos y mercancías, de entre los cuales están, desde luego, los salarios. Por lo mismo, se dio un cambio sustancial, particularmente en Estados Unidos de América, así como, en su momento, sucedió con Inglaterra, cuando, en el siglo XVIII y XIX fue el centro de la producción mundial de mercancías. En el caso de nuestro vecino del norte, esto sucedió al final de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, poco a poco, la parte operativa y laboral se fue trasladando a otros países, sobre todo a los denominados «emergentes», como fueron las naciones asiáticas, donde se han instalado, desde la década de los 90 del siglo XX, las grandes empresas transformando las mercancías para el consumo mundial. Por ello, se descentralizó la producción en Estados Unidos de América provocando, posteriormente, el establecimiento de una serie de  medidas para que esas empresas manufactureras regresen a esa nación norteamericana.

Debido a esta modificación, se obligó a México para que cambiara los salarios mínimos y, así, «equilibrarlos» con los de Estados Unidos de América, al igual que otros cambios en la reforma señalada del día viernes 23 de abril de 2021. Esto, debido a que —según se ha sostenido—, con el tratado de libre comercio del 1 de enero de 1994, la ventaja competitiva mexicana fue el costo de los salarios. Razón por la cual se formulara la reforma del pasado 23 de abril de 2021. Todo ello atendiendo a que ahora la perspectiva gubernamental de Estados Unidos de América es que se regresen todos esos empleos que alguna vez se encontraban en las ciudades de aquel país; pues, en las década de los ochenta y noventa, se mudaron a los referidos países emergentes. A 77 años de esta fecha tan emblemática, el 22 de julio de 1944 no debe pasar de largo, porque el mundo y, desde luego, México dejaron de ser igual a como eran previamente. (Web: parmenasradio.org).

 

 

 





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