Bendito Dios

6 mayo, 2021 1:46 pm


Yo creo que muchos coinciden conmigo en dar gracias a las circunstancias de que esta ocasión, tendremos las campañas políticas más breves de la historia.

Y que mire usted, los candidatos apenas están arrancando y… ya nos saturaron.

¡Qué pena! que mientras más evolucionamos, menos nos interesemos y no podemos engancharnos con las campañas y con los protagonistas los candidatos.

¿Por qué será?

Por ganas no paramos, cuando estamos ávidos de escuchar propuestas cuando más mal estamos, menos logran captar nuestra atención.

No esperamos un acto de magia, los candidatos deben entender que no dicen ni aportan algo de lo que quisiéramos escuchar, con todo y que admitimos que no son tiempos de promesas.

Si observamos, pese a las particularidades de esta campaña por las restricciones sanitarias impuestas por la pandemia, los candidatos están haciendo una campaña totalmente diferente, sin grandes acarreos, aunque si los hay a menor escala. Sin concentraciones con gritonas y matracazos, aunque en el caminar de los candidatos de pronto aparece una que otra gritona que llega a echar de su ronco pecho una que otra porra y proclama.

Lo que si están ausentes son los valiosos regalitos de sombrillas, relojes, bolsas, camisetas, mandiles, tortilleros, jarras. Estos artículos, “algunos” los están haciendo llegar con discreción porque no hay mucho que repartir.

Hasta los famosos lonches que resolverían la comida de un día hoy escasean, y en algunos casos solo se reparten botellines de agua que luego aparecen tirados porque el paladar de la gente espera el dulce del refresco.

Mucho bla bla, pero hay dudas de que los candidatos logren agarrar vuelo.

Y en algo coincidimos todos: apenas comienzan y en su totalidad ya nos hartaron con su mitomanía, que tal vez algún experto les ha convencido de que debe de ser su recurso, presentarse sin rubor en sus famosos carruseles de medios en los programas de radio y televisión para hacer alarde de que “su gente” la de su distrito o municipio “los ama” los idolatra, cantan su nombre, les prometen que son los redentores, ¡ya los esperaban!

Quema mucho el sol.

Y mientras más ahondan en su mitomanía por encima de propuestas, más se alejan de su objetivo, enamorar a su electorado y comprometerlo a que salga a votar el domingo 6 de junio.

Cabe una sana pregunta: ¿Cómo bajarán de la nube el 7 de junio?

La verdad, ya será problema de ellos.

Pero la realidad es de que estamos en una campaña más en la que no se aporta nada nuevo, se recurre a las viejas tácticas y se consigo lo mismo: amarrar al abstencionismo con sus negativas consecuencias





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